Tras una amplia labor y experiencia con la realización de nuestras jornadas pedagógicas dedicadas a La Barraca de Lorca, desde el año 2020 impulsamos una nueva actividad dirigida a formación del profesorado, realizando numerosos cursos, tanto de manera online como presencial.
El inicio y el desarrollo de estos cursos han sido gracias al impulso de los CPR (Centros de Profesores y de Recursos) pertenecientes a la Consejería de Educación, Ciencia y Formación Profesional.
El primer curso lo realizamos de manera online y fue organizado por el Centro CPR de Cáceres, siendo su coordinadora María García Barrantes, que ha contribuido en el impulso y fomento de llevar a las aulas a Lorca y a La Barraca.
Nuestra formación del profesorado se ha llevado a cabo en numerosos centros educativos, tanto de nuestra región como fuera de ella, entre los que cabe destacar Cáceres, Badajoz, Don Benito, Campanario y Madrid, entre muchos otros.
Los objetivos principales de esta formación son:
- Brindar la oportunidad de acercar y fomentar el teatro en las aulas a través de varias propuestas didácticas, artísticas y creativas que giran en torno a la historia del grupo de Teatro Universitario «La Barraca” de Federico García Lorca.
- Conocer las posibilidades que alcanza el teatro escolar como recurso para la diversidad, la inclusión y el compromiso sociocultural con el entorno y experimentar la formación teatral en varios espacios no convencionales y al aire libre, poniendo en valor otras manifestaciones artísticas como el lenguaje dramático y la danza como expresión corporal.
Opinión de Nuria Sánchez Delgado, participante del curso
Un 15 de marzo se subió el telón con Lorca bailando, en su mono enfundado, canción por canción. Los aplausos se abrieron paso a través de las pantallas y juntos compartimos un intenso momento de magia, de arte, de emoción.
Comenzó así un atípico curso para un grupo de docentes acostumbrado a convertirse en alumnos, y hasta puede que, en espectadores, en contertulios, pero no en actrices y actores.
La barraca, la de Lorca, aquella compañía tan poco al uso que nació en la última República, ha sido la absoluta protagonista. Su fundación, su labor, sus éxitos y tropiezos. Y por supuesto, sus textos, que nos han hecho descubrir, entre nosotros, a otros artistas. ¿Cómo no dejarnos llevar por un anfitrión que abría cada sesión dejándonos con la boca abierta, con una sonrisa en los labios o con las manos hartas de aplaudir? ¿Cómo no dejarnos llevar por una historia tan motivadora y sugerente, tan viva y tan necesaria como la de La Barraca? ¿Cómo no dejarnos caer, como en una ensoñación ligera, sobre las palabras de Lorca, sobre el recuerdo de su truncada vida, sobre ese mono, esos zapatos… su memoria?
Nos estaban dando todos los ingredientes para sentirnos inspirados y, tímidamente, animados por nuestro admirado Jesús y nuestra adorable María, comenzamos a leer y nos atrevimos a dramatizar, aquellos textos que La Barraca interpretó en su día. Los personajes de algunos entremeses de Cervantes vinieron a nuestros labios, hasta algunos de la grande La vida es sueño de Calderón, otra de Antonio Machado, y, venga, El retablo de las Maravillas, ¿por qué no? Nos atrevimos y nos reímos, recordamos los textos, les dimos algo de vida de nuevo, los sentimos.
Hemos aprendido mucho sin saberlo, sin apenas darnos cuenta. Yo antes lo dudaba, pero ahora sé que puedo, que el teatro es una forma ideal de dar a conocer los clásicos a los chavales, pero también de enseñarles unos valores y de darles unas herramientas que, de otra forma, sería más costoso, menos divertido y, ¿para qué engañarnos?, casi imposible.
Ahora sé que puedo intentarlo, me siento con fuerzas y ganas de darle una vuelta a ciertos aspectos y conseguir con el teatro algo que llevo años intentando conseguir sin éxito: construir personas pensantes, personas creativas, personas entusiastas, y que los textos literarios formen parte de una manera u otra, de su vida, aunque solo sea en algunos momentos, pero que puedan formar parte de su recuerdo.
Hemos logrado que cada lunes, quisiéramos sentarnos delante del ordenador, esperar las campanadas de las 5 de la tarde, y comenzar a compartir nuestro amor, nuestro interés por Lorca, por el teatro, por la música, por La Barraca de entonces y la de hoy.
Eso no se consigue en cualquier curso a los que estamos acostumbrados.
Gracias, Jesús, por hacerlo posible. Ha sido un placer haberte conocido. Gracias María, por todo, sin ti tampoco hubiera sido posible todo esto. Ni sin vosotros, compañeros. Muchas gracias por vuestras risas, vuestra complicidad, y vuestras geniales voces. Y gracias a que el curso haya sido on-line, porque si llega a ser presencial, nos hubiéramos quedado aún más enganchados a una experiencia así, tan enriquecedora, tan divertida, tan humana, tan de Lorca.
Hoy, 3 de mayo, se cierra el telón que se abrió aquel día, pero no dejemos de aplaudir, de entusiasmarnos. Y esperemos que pronto podamos repetir, esta vez cara a cara, en unas butacas, o en un pequeño escenario.